Estudio de la pisada: mejor prevenir que curar
- Lucía Pérez
- 9 abr 2020
- 4 Min. de lectura
Cuando nos preparamos para correr, nos esforzamos en conseguir un buen mantenimiento de los músculos del tren inferior del cuerpo: cuádriceps, glúteo medio, core… pero más allá de la importancia de esto y de una correcta higiene postural, nuestros pies son probablemente la parte más importante del cuerpo a la hora de ponernos a correr, y en muchas ocasiones, son los grandes olvidados.
Los pies son la única parte del cuerpo que conecta directamente con el suelo a la hora de correr, por eso mismo, la forma de estos así como la manera que tengamos de pisar, está directamente relacionada con multitud de molestias y lesiones.

Pronación y supinación
En primer lugar, es importante conocer los diferentes tipos de pisada y las consecuencias que tienen a la hora de correr, ya que hay tantas como corredores y características morfológicas o zapatillas.
Sin entrar en demasiadas especificaciones, podemos distinguir tres grandes grupos según la pisada de cada corredor: pronador, supinador o neutro.
Pisada pronadora: es la más común de los corredores. Al impactar contra el suelo, el tobillo se inclina hacia el interior del pie, y según el grado en el que se realice esta inclinación, nos puede ocasionar mayor o menor problema con las lesiones. El primer contacto con el suelo se realiza con el exterior del pie. El problema que puede acarrear una exagerada promoción es que, al impactar tantas veces contra el suelo, el tobillo se inclina demasiadas veces, por lo que la tibia se torsión para compensar y puede afectar a la rodilla y a la cadera.
Pisada supinadora: al contrario, el supinador inclina el tobillo hacia el exterior también en distintos grados. En este caso, una pronunciada supinación puede provocar molestias a nivel de sólo o de tendones en la cara externa de la pierna (peroneos) y de la rodilla.
Pisada neutra: en efecto, el tobillo apenas sufre inclinación en este tipo de pisada, por lo que es la ideal para corredores. Es, por tanto, la menos lesiva.

Mejor prevenir que curar
Como bien hemos mencionado, la pisada es uno de los aspectos más importantes a la hora de correr, ya que es la base de nuestro cuerpo que nos mantiene en contacto con la superficie sobre la que corremos. Pero en general, no le otorgamos la importancia que requiere. Para tener un correcto cuidado de nuestra pisada y prevenir lesiones es importante ponernos en manos de un profesional para que nos realice un estudio de la pisada. De esta manera, conoceremos el tipo de pisada que tenemos y podremos elegir el calzado adecuado, así como corregirlo, si fuera necesario, mediante unas plantillas.
Luís Salvador es diplomado en la escuela de Enfermería y Podología de la Universidad Complutense de Madrid y experto en Pogología Deportiva y Ortopodología clínica y biomecánica. Desde su experiencia, Luis Salvador afirma que la mayoría de personas que acuden a realizarse un estudio de la pisada lo hacen tras sufrir una lesión o detectar molestias previas, mientras que son pocos los corredores que la realizan para prevenir dichas molestias o mejorar su técnica de carrera.
Luís Salvador: «Más allá de prevenir lesiones, en el caso de los corredores, si estudiamos la técnica y la corregimos, el estudio sirve para mejorar el rendimiento»
Estudio de la pisada: fases para el diagnóstico
El doctor Luís Salvador nos expone las distintas fases que se realizan en un completo estudio biomecánica de la pisada.
Anamnesis: se trata de una previa entrevista mediante la cual el profesional obtiene información básica del paciente para relacionarlo con el motivo de estudio, en este caso la pisada, por lo que interesa conocer la actividad física que realiza el paciente, lesiones o molestias previas, etc.
Exploración en camilla: analiza los ejes mecánicos de pierna, pelvis y espalda para determinar posibles desajustes que puedan desencadenar lesiones o patologías
Exploración estática o postural: se realiza una exploración táctil de espalda y piernas para analizar la postura global del cuerpo y las tensiones musculares que se producen
Dinámica sobre plataformas de presiones: esta fase es realmente importante, ya que la huella plantar del corredor se refleja en una gama de colores para reflejar la presión que ejercen los pies sobre la plataforma de captación y el porcentaje de presión. Esto se divide en cuadrantes y puntos de máxima presión para detectar zonas de hiperapoyo y sobrecargas, por lo que es la herramienta clave para el diagnóstico podológico.
Estudio con vídeo y análisis en cinta de correr: con la asistencia de una cámara de vídeo, se graba la carrera para después visualizarla fotograba a fotograba, determinando los ángulos de las articulaciones del pie y rodilla. También se analizan la cadencia de la zancada y el ritmo de la carrera. «Se analiza con un sistema los tiempos y medidas de cada pie o piernas para valorar asimetrías y valores fuera de lo normal», apunta el doctor.
«Este proceso tiene una duración aproximada de una hora y media», afirma el doctor Luís Salvador, por lo que es un trámite relativamente rápido por el que todos los corredores deberíamos pasar antes de seguir con nuestra práctica deportiva.
Pero de lo que debemos concienciarnos es de la importancia de la prueba, ya que no deberíamos reservarla solamente para tratar lesiones. «En el caso de los corredores sirve para mejorar el rendimiento, ya que si estudiamos la técnica y la corregimos, obtenemos esa mejora», apunta Salvador.
De estos estudios surge el diagnóstico de nuestra pisada, que será una de las expuestas anteriormente: pronador, supinador o neutro. En caso de existir una anomalía en una de estas, el siguiente paso sería obtener unas plantillas que corrigieran nuestra pisada, unas zapatillas acorde a nuestra pisada, y en caso de ser necesario, la realización de ejercicios que mejoraran la anatomía de nuestro pie y por tanto la pisada.
Por tanto, es evidente que cada pie y cada persona es diferente, por lo que tratándose de una parte tan importante para correr, cada uno necesitamos unas pautas de actuación personalizadas, por lo que es fundamental acudir a un podólogo que nos ayude a prevenir lesiones, antes de que sea demasiado tarde.
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